Ha pasado prácticamente un año, desde aquel anuncio estatal de que Ecuador tenía un primer caso confirmado de COVID-19, en Sucumbíos se activó la alerta con el caso importado presentado en Cuyabeno, en donde las calles, se formaban filas en busca de mascarillas, alcohol, vitamina, etc.

El pasado 29 de febrero 2020, modificó la vida social y económica del Ecuador, sin duda con cambios buenos para unos sectores y lamentables para otros como los estudiantes y trabajadores. Según el Ministerio de Educación existen 4.28 millones de estudiantes en todos los niveles, sin contar con los universitarios, para los cuales se implementaron programas de aulas virtuales, programa en donde aproximadamente 90.000 estudiantes no regresaron a las aulas; a éstas desalentadoras cifras, hay que sumarle qué, según la Arcotel únicamente el 13,25% del ciudadano tiene acceso al internet fijo y solo el 56% posee internet móvil. En éste contexto, algo de lógica tiene la UNICEF al recomendar que la escolaridad debe continuar con las medidas de bioseguridad necesarias.

El empleo, otro sector en decadencia por la pandemia, hay una serie de indicadores para demostrar ésta realidad, pero basta con mencionar las cifras del INEC detalladas en la encuesta (Enemdu – diciembre 2020), en donde se indica que, en diciembre 2020, solo 2 de cada 10 trabajadores tenía un empleo adecuado, impacto que continua siendo desproporcionado en cuestión de género y oportunidades laborales.

Finalmente la pandemia engloba a la  pobreza y extrema pobreza, indicadores que entre el 2019 y 2020 se incrementaron del 25% al 32.4% y  la extrema pobreza  del 8.9% al 14.9% en el mismo periodo; ya en términos nominales,  5.6 millones y 2.6 millones de ecuatorianos sobreviven  actualmente con $84 y $47 mensuales respectivamente.

¡LA VACUNA APREMIA!

Comentario por MsC. Luis Tubón

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